Hacia el Control Total

Muchas personas son hoy conscientes de la existencia de un poder supranacional, desde el cual se emiten normas y leyes, que luego son cumplidas y aprobadas por los distintos gobiernos nacionales. Pocos, sin embargo, son los que investigan la naturaleza y las intenciones de este poder hasta sus últimas consecuencias.

Quien se atreve a realizar una investigación seria pronto se encuentra ante datos que revelan una oligarquía siniestra, fría e inhumana, obsesionada con el poder y responsable del curso de los principales acontecimientos de nuestra historia.

Cuando se avanza en la investigación, se puede llegar a conocer la evolución y expansión de esta oligarquía. Luego, se hace evidente la intención de sus acciones, algo que nos revela, sin apenas lugar a dudas, la naturaleza inhumana de este poder.

Incluso si la información disponible es convincente (sobre los hechos que sustentan estas afirmaciones), es fácilmente invalidada por los medios de comunicación y los poderes políticos antes de que pueda ser observada objetivamente por el ciudadano.

Para invalidar esta información se utilizan viejos trucos de propaganda mediática, que atribuyen a la imaginación de mentes paranoicas cualquier información que exponga a esta oligarquía (que a su vez es dueña de esos mismos medios). Esto impide el estudio y debate necesarios (entre expertos independientes) de la evidencia que respalda estas afirmaciones. Sin embargo, aplicando un cierto sentido común y discerniendo más allá de las apariencias, no es difícil encontrar la coherencia de lo aquí presentado.

Tras el estudio de los datos y los acontecimientos, quedan en evidencia las herramientas que utiliza este poder para derogar la soberanía de los pueblos y del individuo. Estas herramientas son parte inherente de un régimen único, llamado eufemísticamente "democrático", donde el demo (el pueblo) es manipulado y dirigido a través de la propaganda y el miedo.

Se agrupan básicamente en tres Poderes

1) Poder financiero:

La creación de la banca internacional fue la base sobre la que se construyeron los pilares del poder mundial actual.

La adhesión económica posterior de cada país a los criterios de la banca internacional fue premeditada e imparable. Una vez lograda esta adhesión, el control sobre los gobiernos fue cayendo paulatinamente en sus manos. A esto le siguió el endeudamiento y el sometimiento de las economías nacionales a las políticas implementadas por la élite financiera global.

2) Poder mediático:

Para que este proceso (de entrega de soberanía) superara todos los obstáculos éticos y culturales, era necesario el control de los medios de comunicación. Por esta razón, adquirir acciones en empresas de medios de comunicación siempre ha sido una prioridad para la élite.

Con este poder en sus manos, han podido aplicar las más sofisticadas técnicas de ingeniería social, con las que han moldeado opiniones y corrientes de pensamiento. Esto permite, por ejemplo, crear las opiniones necesarias para poder aplicar una legislación que provocaría rechazo social si no se hubiera creado una actitud colectiva adecuada.

3) Poder político:

El poder mediático, siendo encargado de presentar los diferentes productos ideológicos, es también responsable de proponer las diferentes opciones políticas que se deben ofrecer al ciudadano. Entre estas opciones políticas y de diseño, los ciudadanos se sienten libres de elegir dentro de un rango estrecho. Ignora el hecho de que, sin la aprobación de los medios, cualquier opción que perjudique a quienes están en el poder sería rechazada e insultada por los medios.

Bajo el peso de una propaganda sofisticada, esta capacidad de elección política da a las personas una sensación ilusoria de libertad, que les impide darse cuenta de que esta "libertad" está siendo diseñada por quienes las han privado de su verdadera libertad.

Estas tres potencias mencionadas necesitan una estructura global que les dé una apariencia de legitimidad. Para ello, la élite ha creado instituciones internacionales desde las que canaliza y dirige el trabajo de sus gobiernos títeres.

Estas instituciones supranacionales, militares, financieras, filantrópicas y ONG, a menudo se presentan bajo brillantes lemas humanitarios. De esta manera, aprovechándose de la buena fe y la franqueza de un ciudadano acosado, pueden encubrir fácilmente sus verdaderas acciones depredadoras.

Los Planes de la Élite

En la consecución de este proyecto globalista hay una serie de planes inevitables. Para lograrlo se utilizan ciertas estrategias y trucos, que son claramente visibles para quienes se han liberado de la intoxicación mediática y de la ingeniería social, pero que no son percibidos por la mayoría de la población, pues están ocultos bajo un hábil camuflaje.

De esta manera, al disfrazar objetivos turbios con lemas morales, se pueden eliminar obstáculos éticos. Una vez introducidas las técnicas de propaganda adecuadas, los métodos utilizados y los objetivos propuestos son aceptados por la mayoría de los ciudadanos.

A partir de entonces, aquellas minorías que no quieran plegarse a estas corrientes de pensamiento se verán acorraladas por ingeniosas palabras "policiales", como: racista, ultra, homófobo, xenófobo, sexista, reaccionario, fascista, nazi, etc. Después de esto, por temor al desprecio social, la persona acepta lo que habría sido inaceptable hace unos años. De esta manera, la ingeniería social logra actuar con total impunidad.

VII Planes

I) Destrucción de las culturas:

Es un hecho observable por todos que las raíces culturales están siendo eliminadas y suplantadas por un paradigma globalizado. Esto ha conducido a un desarraigo homogeneizado, que se ha acelerado por la provocación de migraciones masivas y la promoción del multiculturalismo. Una vez eliminadas las singularidades culturales, se ha llevado a cabo el plan de globalización. De esta manera, el poder de las naciones se cede fácilmente a manos de un gobierno mundial.

Este gobierno, camuflado bajo una apariencia de bienhechor, sabe bien cómo aplicar impunemente las leyes que permiten el control total de la población.

II) Destrucción de valores y arquetipos:

Las culturas y civilizaciones siempre se han basado en fuertes pilares éticos. Estos valores han sido fruto del trabajo y los logros de sus sabios y héroes, que supieron encontrar un gran sentido a la existencia.

La banalización, el literalismo y el relativismo, introducidos a través del poder mediático y la educación, han estado destruyendo estos pilares.

La desprotección que ha llevado a la desaparición de estos valores ha dejado al individuo solo ante el poder global. Un poder que oculta, bajo una hábil ingeniería social, la actual deriva existencial a la que arrastra al individuo, una vez desarraigado de sus orígenes. Una sociedad productiva necesita inculcar sus valores productivos en sus ciudadanos.

Para lograrlo hay que eliminar los valores humanos tradicionales (honestidad, honor, generosidad, amor, compasión) y establecer otros valores más rentables (hipocresía, avaricia, astucia).

Este proceso se lleva a cabo a través de un eficaz sistema educativo o adoctrinamiento escolar en estos valores, algo que luego se complementa con un ingenioso sistema mediático.

III) Destrucción de la jerarquía natural:

En cualquier grupo natural, los individuos saben reconocer a quienes poseen las mejores cualidades intelectuales y humanas para proteger a la sociedad. Esto permite que estos grupos se organicen tradicionalmente en una estructura jerárquica.

Esta jerarquía natural se sigue dando de forma espontánea en los niños y en los animales. Los animales la mantienen hasta que son domesticados. Después, los líderes son eliminados, convirtiendo la manada en ganado.

Teniendo esto en mente, es fácil comprender por qué se ha destruido la jerarquía natural, que era un obstáculo para el poder económico actual, y se ha establecido propagandísticamente el igualitarismo de la explotación agrícola.

IV) Destrucción de la clase media:

Poner fin a la iniciativa privada permite la hegemonía de las grandes multinacionales. Acosada por los impuestos gubernamentales y la competencia desleal de estas multinacionales, la clase media está desapareciendo.

Dado que tanto las multinacionales como los gobiernos pertenecen o colaboran con la élite, es comprensible que las políticas estatales favorezcan este acoso a la iniciativa privada.

Esta situación ofrece a las nuevas generaciones dos posibilidades de subsistencia: la función pública o el trabajo en estas multinacionales. De esta manera, la dependencia de las élites es total.

V) Destrucción de la familia:

La familia es el lugar donde los seres humanos reciben la herencia emocional e intuitiva de sus raíces ancestrales. Cuando esta afectividad e intuición permanecen despiertas, permiten el desarrollo de un intelecto sano e independiente.

Por esta razón, sin el desarraigo adecuado, sería imposible encauzar al individuo hacia el ambicioso plan del sistema depredador, diseñado por la élite. Por lo tanto, para desarraigar al individuo es necesaria la destrucción de la familia.

Para lograr este objetivo han sido esenciales la promiscuidad, la homosexualización, la banalización y la confusión de los roles sexuales.

VI) Destrucción del intelecto:

La capacidad intelectual está relacionada con la capacidad introspectiva del individuo. Como esta capacidad introspectiva es un peligro para la agenda globalista, la ingeniería social se ha esforzado por implantar la mente emocional, que suplantaría al intelecto.

La mente emocional funciona en un sistema binario, definido por los gustos (deseos) y fobias (rechazos) de cada individuo. La información recibida de una mente emocional, lejos de ser discriminada racionalmente, se archiva como una filia o fobia.

Este sistema bipolar de pensamiento facilita enormemente la tarea de canalización de opiniones, algo que lleva a cabo la ingeniería social. En eso se basa la propaganda.

VII) Fractura social e individualismo:

El "Divide et Impera" (divide y vencerás), como dice el dicho romano, dio resultados efectivos en la destrucción del enemigo. Vemos cómo este método se ha aplicado incesantemente, durante siglos, contra nuestra civilización. Las luchas entre clases, géneros, religiones, razas, sexos e ideologías han sido hábilmente cultivadas y fomentadas por ciertos sectores.

Tras su implantación, nuestra sociedad ha quedado fragmentada en grupos ideológicos, incapaces de comunicarse entre sí e ineficaces para defenderse frente a un enemigo común.

Esta división se ve agravada por la continua exaltación del egoísmo, un egoísmo que fomenta el espíritu consumista y el aislamiento del individuo.

Una vez aislado, el individuo se siente indefenso ante el bombardeo continuo de miedos (conflictos, catástrofes, pandemias, delincuencia), generados por su sumisión y dependencia del poder depredador actual que ha logrado esconderse bajo una piel de oveja.


Este sitio está desarrollado por Westcom, Ltd., y actualizado por Ezequiel Foster © 2019-2024.