Hallazgo de 4.300 años revela la representación más antigua de la Creación y una misteriosa “Arca Celestial”

Un estudio reciente sugiere que una copa de plata con una antigüedad aproximada de 4.300 años podría contener la manifestación visual más antigua conocida de un relato de la Creación, proveniente de las tradiciones del antiguo Cercano Oriente. Lejos de ser una simple pieza artística, este artefacto refleja ideas religiosas profundas: la lucha primordial entre el caos y el orden, simbolismo presente también en el Génesis bíblico, y una cosmología en la que una barca celestial ("barca de luz") transporta los cuerpos celestes a través del cielo.

Un extraordinario cáliz de plata hallado en el yacimiento arqueológico de Ain Samiya, una antigua necrópolis situada en las colinas cercanas a Ramala, en Cisjordania, y fechado alrededor del 2300 antes de Cristo, durante el período del Bronce Antiguo. Este raro artefacto fue recuperado por el Oficial Arqueológico de la Administración Civil de Judea y Samaria, y la fotografía, realizada por Ardon Bar Hama, forma parte de la documentación oficial del Museo de Israel, en Jerusalén, institución donde el cáliz permanece actualmente en exhibición permanente.  El objeto, elaborado en plata martillada y decorado con motivos repujados, es excepcional tanto por su estado de conservación como por la complejidad simbólica de su iconografía. La copa presenta dos escenas claramente diferenciadas que han sido interpretadas por los investigadores como la representación más antigua conocida de un mito de Creación, posiblemente anterior incluso a las narrativas mesopotámicas del Enuma Elish.  En sus relieves aparece un conflicto cósmico entre el orden y el caos, motivo recurrente en las religiones del antiguo Cercano Oriente. Junto a estas figuras se observa un elemento central: una estructura semicircular identificada como un “Arca Celestial” o “Barca de la Luz”, un símbolo sagrado que, según múltiples tradiciones de la región (desde Mesopotamia hasta Anatolia y el Egipto faraónico), habría servido como vehículo divino para transportar al sol, la luna y otras fuerzas celestes a través del firmamento.
Un extraordinario cáliz de plata hallado en el yacimiento arqueológico de Ain Samiya, una antigua necrópolis situada en las colinas cercanas a Ramala, en Cisjordania, y fechado alrededor del 2300 antes de Cristo, durante el período del Bronce Antiguo. Este raro artefacto fue recuperado por el Oficial Arqueológico de la Administración Civil de Judea y Samaria, y la fotografía, realizada por Ardon Bar Hama, forma parte de la documentación oficial del Museo de Israel, en Jerusalén, institución donde el cáliz permanece actualmente en exhibición permanente. El objeto, elaborado en plata martillada y decorado con motivos repujados, es excepcional tanto por su estado de conservación como por la complejidad simbólica de su iconografía. La copa presenta dos escenas claramente diferenciadas que han sido interpretadas por los investigadores como la representación más antigua conocida de un mito de Creación, posiblemente anterior incluso a las narrativas mesopotámicas del Enuma Elish. En sus relieves aparece un conflicto cósmico entre el orden y el caos, motivo recurrente en las religiones del antiguo Cercano Oriente. Junto a estas figuras se observa un elemento central: una estructura semicircular identificada como un “Arca Celestial” o “Barca de la Luz”, un símbolo sagrado que, según múltiples tradiciones de la región (desde Mesopotamia hasta Anatolia y el Egipto faraónico), habría servido como vehículo divino para transportar al sol, la luna y otras fuerzas celestes a través del firmamento.

La Copa de Ain Samiya: símbolo religioso y cósmico

La Copa de Ain Samiya, hecha de plata, no es solo un recipiente funerario: es un mini cosmos simbólico. En una de sus caras, vemos una figura híbrida humano-animal (un torso humano con el cuerpo de dos toros) que sostiene hojas de palmera, flotando sobre un pequeño sol. Frente a esa figura se alza una gigantesca serpiente. En la otra cara, dos personas portan un objeto semicircular coronado por un sol, y debajo yace la serpiente derrotada. Esta disposición visual no es arbitraria: sugiere un relato mitológico-religioso sobre el origen del mundo y cómo las fuerzas del orden triunfan sobre el caos.

La palmera en la mano de la figura híbrida puede tener un significado simbólico muy potente: en muchas culturas antiguas, la palmera estaba relacionada con la vida, la divinidad, la renovación y la victoria. Que un ser tan poderoso la sostenga puede indicar que tiene un papel divino o semidivino en este relato cosmológico.

Contexto religioso y cosmogónico del Cercano Oriente antiguo

En las religiones del antiguo Cercano Oriente, como la mesopotámica, la hitita, la luvia, la egipcia, existía una preocupación fundamental por el orden del mundo: el universo debía organizarse, separándose del caos primordial, para que la vida pudiera existir. Este tema no solo era mitológico, sino también profundamente religioso, ya que daba sentido a la estructura del mundo, al ciclo del día y la noche, a las estaciones y a los astros.

Caos y orden en la mitología antigua

  • En muchos mitos mesopotámicos, el caos inicial estaba personificado por monstruos o fuerzas animales (como la serpiente o dragón), que representaban lo indómito, lo informe.

  • El orden emerge cuando una divinidad heroica (como Marduk en el Enuma Elish) combate y vence a esa fuerza caótica, estableciendo así el cosmos estructurado.

  • Esta derrota no solo simboliza una victoria física, sino una victoria moral y religiosa: la divinidad que impone el orden demuestra su poder creador, su supremacía y su capacidad para gobernar.

La "barca de luz" como símbolo religioso

La barca de luz que se interpreta en la copa no es un mero elemento decorativo. En las religiones antiguas, la barca celestial tenía una función teológica: era el vehículo que transportaba el sol, la luna o incluso las estrellas por el firmamento, asegurando la continuidad del cosmos y del ciclo divino. Esta barca simboliza varias ideas religiosas:

  1. Trayecto divino: Motiva la movilidad de los astros como acto divino, no como fenómeno puramente físico, sino como parte de un orden sagrado.

  2. Sustento cósmico: El viaje no es caótico: la barca asegura que el sol y la luna siguen un camino regulado, respetando ritmos cósmicos (día/noche, fases lunares, estaciones).

  3. Conexión entre cielo y tierra: En muchos mitos, el trayecto de estas barcas conecta la dimensión terrestre con el cielo divino, reforzando la relación entre los mortales y lo sagrado.

En algunas tradiciones hititas (por ejemplo, en el santuario de Yazılıkaya), la barca celestial aparece en representaciones rituales: su presencia en relieves y ceremonias sugiere que las religiones antiguas no solo creían en su existencia, sino que la barca cumplía una función en la liturgia, en la visión del mundo y en la cosmología de sus templos.

Religión, simbolismo y significado teológico del artefacto

Desde un punto de vista religioso, la copa de Ain Samiya puede interpretarse como un microcosmos teológico: un artefacto funerario que no solo acompañaba al difunto, sino que representaba una visión de la creación y un sistema de creencias sobre cómo nació y se ordenó el universo.

  1. Rito fúnebre con sentido cósmico
    Al encontrar la copa en una tumba, podemos suponer que su simbología cosmológica tenía un papel en el ritual funerario: tal vez se consideraba que el difunto viajaba simbólicamente por ese cosmos ordenado, o que su muerte y enterramiento estaban en armonía con lo divino, con el orden que triunfó sobre el caos.

  2. Identidad y religión del artesano o dueño
    Que alguien haya encargado o poseído un objeto con una iconografía tan compleja sugiere que pertenecía a una élite que compartía una visión religiosa elaborada. Esa élite conocía mitos cosmológicos, sabía del simbolismo de la barca, del monstruo serpiente, del toro-hombre: todo ello indica un grado elevado de religiosidad, de teología simbólica y de conocimiento mitológico.

  3. Transmisión religiosa y sincretismo cultural
    La presencia de motivos iconográficos similares en diferentes culturas del antiguo Cercano Oriente (Mesopotamia, Siria, Anatolia, Luvia) refleja un intercambio religioso y cultural muy intenso. No es pura imitación: estos símbolos compartidos muestran una cosmología común que se adaptaba en diferentes contextos. La barca de luz, por ejemplo, era un concepto teológico que podía aparecer en diferentes mitos, pero siempre con la misma función: expresar cómo lo divino estructura el universo.

  4. Relación con tradiciones posteriores
    La división entre caos y orden que presenta la copa también anticipa narraciones religiosas más recientes. En la Biblia, el Génesis comienza precisamente describiendo un estado de desorden primordial ("la tierra era informe y vacía…"), seguido por la creación divina de la luz y la separación entre la luz y la oscuridad. Este paralelismo sugiere no solo una afinidad mitológica, sino una base teológica común muy antigua, anterior a las escrituras del Levante bíblico.

Conclusión: un testimonio teológico de la antigüedad

La Copa de Ain Samiya no es simplemente una reliquia arqueológica, sino un puente entre mundo antiguo y teología. Nos ofrece una ventana excepcional:

  • A una visión religiosa del cosmos en torno al año 2300 a.C.,

  • A una mitología donde el caos primordial está personificado por la serpiente y otros seres híbridos,

  • A un símbolo teológico poderoso: la barca de luz, que transporta los astros y simboliza el orden sagrado,

  • A creencias sobre la muerte como tránsito hacia un cosmos ordenado, no como un regreso al caos.

En suma, este artefacto representa una concepción religiosa avanzada, compartida por distintas culturas del antiguo Cercano Oriente, que veía al universo como un sistema en el que lo divino ha logrado imponer el orden sobre el caos y en el que los cuerpos celestes son parte de un viaje sagrado. La copa nos recuerda que, hace milenios, las personas ya elaboraban complejas teologías cosmológicas y plasmaban esas ideas en objetos rituales con profundo significado religioso.