Merz visitó a Trump buscando la confianza de la Casa Blanca
En su primera visita a la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el canciller alemán, Friedrich Merz, buscó puntos en común y se encontró con un benévolo Donald Trump. Sin embargo, no está claro si el presidente estadounidense se dejará influenciar en las cuestiones de fondo, pese a que elogió el aumento del gasto militar alemán y prometió una "gran relación" con Berlín.
Cuando el canciller alemán Friedrich Merz apareció ante las cámaras el 5 de junio de 2025, frente al monumento a Lincoln en Washington, parecía satisfecho. Su reunión con el presidente estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca duró dos horas y media.
Se había especulado mucho sobre el ambiente de la reunión: ¿sería gélido y agresivo, como las recientes visitas del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa? ¿O colegial y amistoso, como el del presidente francés Emmanuel Macron?
Esta vez, quedó claro desde el principio que no habría confrontación. Trump saludó al canciller aleman a la entrada de la Casa Blanca con un apretón de manos y una palmadita en la espalda. "Amamos a los alemanes", dijo a las cámaras. Merz asintió cortésmente y siguió al presidente estadounidense al Despacho Oval. Al final del día, diría que se fue a casa con la sensación de haber encontrado a alguien con quien colaborar.
Similitudes en lugar de diferencias
En su primera reunión cara a cara desde que Merz asumió el cargo en mayo, los dos líderes proyectaron una imagen de cooperación que contrasta con las tensas relaciones que Trump mantuvo con la predecesora de Merz, Angela Merkel, durante su primer mandato.
"Vamos a tener una gran relación con su país", declaró Trump al inicio de la reunión en la Oficina Oval, donde Merz le entregó un regalo simbólico que subraya los lazos históricos entre ambas naciones: el certificado de nacimiento enmarcado de Frederick Trump, abuelo paterno del presidente estadounidense.
La estrategia de Merz quedó clara rápidamente: quería enfatizar las similitudes, tanto entre Estados Unidos y Alemania, como a nivel personal, entre él mismo y Trump.
El documento, que data de 1869, corresponde al nacimiento de Frederick Trump en Kallstadt, entonces parte del Reino de Baviera. Entre risas, Merz señaló que el nombre de nacimiento del abuelo de Trump era Friedrich, el mismo que el suyo. "Muchas gracias, es hermoso", respondió Trump, mientras miraba alrededor de las paredes de la Oficina Oval buscando un lugar para colgar el cuadro.
La historia del abuelo de Trump refleja la experiencia de muchos alemanes de su generación: emigró a Estados Unidos en 1885, con tan solo 16 años, en busca de mejores oportunidades. Tras amasar una fortuna, Frederick Trump regresó a Kallstadt, pero en 1905 las autoridades alemanas le revocaron la ciudadanía por haber emigrado sin completar el servicio militar obligatorio, obligándolo a regresar definitivamente a Nueva York.
Presión sobre Rusia y apoyo a Ucrania
Durante la reunión, Merz instó a Trump a ejercer mayor presión sobre Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania, un tema que ha dominado las relaciones transatlánticas desde la invasión rusa en febrero de 2022.
"Usted sabe que apoyamos a Ucrania y queremos ejercer más presión sobre Rusia", dijo Merz al presidente estadounidense, reiterando el compromiso de Alemania con Kiev en un momento en que Trump ha sugerido un enfoque diferente al conflicto.
El miércoles, Trump comparó la guerra de Ucrania con una pelea entre niños, sugiriendo que a veces es mejor "dejarlos pelear un rato antes de separarlos". Esta analogía, que Trump dice haber compartido con el presidente ruso Vladimir Putin en una conversación telefónica, refleja su enfoque más cauteloso hacia la intervención directa en el conflicto.
Merz, quien ha priorizado la diplomacia ucraniana desde su llegada al poder, visitó Kiev días después y recibió al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Berlín la semana pasada. Bajo su liderazgo, Alemania se ha comprometido a ayudar a Ucrania a desarrollar sus propios sistemas de misiles de largo alcance sin limitaciones de alcance.
Reconocimiento del gasto de defensa alemán
Trump elogió los esfuerzos de Alemania por aumentar su presupuesto de defensa, un tema que había sido fuente de tensión durante su primer mandato cuando criticó duramente a Berlín por no cumplir el objetivo de la OTAN de asignar el 2% del PIB a defensa. "Sé que ahora están gastando más dinero en defensa, significativamente más dinero, y eso es algo bueno", dijo Trump a Merz en la Casa Blanca.
Alemania logró cumplir el objetivo del 2% gracias a un fondo especial de 100.000 millones de euros creado por el predecesor de Merz, Olaf Scholz, para modernizar las fuerzas armadas alemanas tras la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, se espera que este fondo se agote en 2027, lo que planteará desafíos futuros para la financiación militar.
Merz ha prometido que "el gobierno proporcionará toda la financiación que la Bundeswehr necesite en el futuro para convertirse en el ejército convencional más fuerte de Europa". Ha respaldado un plan para que todos los aliados aspiren a destinar el 3,5 % del PIB a sus presupuestos de defensa para 2032, más un 1,5 % adicional a áreas potencialmente relacionadas con la defensa, como la infraestructura.
Trump, que ahora exige que los aliados de la OTAN gasten al menos el 5% de su PIB en defensa, ve la próxima cumbre de la OTAN en los Países Bajos como una "buena oportunidad" para que Alemania se comprometa a alcanzar ese objetivo.
Tensiones comerciales en el horizonte
A pesar del tono cordial de la reunión, persisten las tensiones comerciales entre ambos países. Alemania exportó 160.000 millones de dólares en bienes a Estados Unidos el año pasado, aproximadamente 85 000 millones de dólares más que lo que Estados Unidos envió a Alemania, un déficit comercial que Trump busca eliminar.
"Alemania es uno de los mayores inversores en Estados Unidos", declaró Merz a la prensa. "Solo unos pocos países invierten más que Alemania en Estados Unidos. Ocupamos el tercer lugar en términos de inversión extranjera directa".
Trump ha puesto especialmente la mira en el sector automovilístico alemán, que incluye grandes marcas como Audi, BMW, Mercedes-Benz, Porsche y Volkswagen. El año pasado, los estadounidenses compraron coches, camiones y piezas alemanas por valor de 36.000 millones de dólares, mientras que los alemanes adquirieron vehículos y piezas estadounidenses por valor de 10.200 millones de dólares.
El arancel del 25% de Trump sobre automóviles y repuestos está diseñado específicamente para aumentar el costo de los automóviles fabricados en Alemania con la esperanza de lograr que trasladen sus fábricas a Estados Unidos, aunque muchas de esas empresas ya tienen plantas en ese país.