Murió José Mujica, el audaz político uruguayo que asombró al mundo como "el presidente más pobre"

José Mujica fue consecuente con la sencillez que predicaba, renunciando a su salario presidencial y a sus bienes, mientras implementaba políticas para cumplir su promesa de beneficiar a la ciudadanía. Fue guerrillero, diputado, senador, ministro y presidente de Uruguay entre 2005 y 2008.

José 'Pepe' Mujica, el ex guerrillero que gobernó Uruguay con una retórica anticonsumista que lo convirtió en una figura emblemática de la izquierda latinoamericana, murió este martes a los 89 años, según informó el actual presidente Yamandú Orsi

El "presidente más pobre del mundo", apodo que se ganó por su austeridad, reveló a principios de este año que el cáncer de esófago que le diagnosticaron en mayo de 2024 se había extendido y que su cuerpo no podía soportar más tratamiento. "Con profundo pesar anunciamos el fallecimiento de nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, activista, dirigente y líder. Lo extrañaremos muchísimo", escribió Orsi en su cuenta X.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, visiblemente emocionado, anunció desde Pekín que viajará a Uruguay para despedirse de su amigo.

"Conozco a mucha gente, conozco a muchos presidentes, conozco a muchos políticos, pero ninguno puede igualar la grandeza del alma de Pepe Mujica. Fue realmente una figura excepcional", dijo Lula. A pesar de su cáncer, Mujica fue un pilar clave del regreso del izquierdista Frente Amplio al poder en las elecciones de noviembre de 2024, en las que hizo campaña activamente por Orsi.

"Tiene algo de grato sabor, un poco como premio de despedida", declaró en una entrevista a la AFP tras la victoria de su sucesor.

El velorio de Mujica se realizará hoy en el Palacio Legislativo, tras un cortejo fúnebre que recorrerá parte de Montevideo. En las calles de la ciudad, los uruguayos ya han comenzado su duelo.

"Lo conocí. Era buena persona, humilde y trabajador, y si se equivocaba, bueno, somos humanos, podemos equivocarnos", dijo a la AFP Carlos Casal, un jubilado de 71 años, sentado en un bar del centro de la capital. "¡Qué tristeza! Pero al mismo tiempo, fue tan grande que es más una pérdida física", dijo Mary Orique, una empleada pública de 45 años, con lágrimas en los ojos.

Mujica alcanzó una popularidad sin precedentes para un líder de un país de 3,4 millones de habitantes, estable y enclavado entre los gigantes de Brasil y Argentina. Su nombre acaparó titulares en todo el mundo en 2012 con un discurso aclamado por la crítica en la conferencia de la ONU Río+20. Sin corbata, subió al escenario de la conferencia y arremetió contra el consumismo

Un año después, fue aún más duro en la Asamblea General de la ONU, donde criticó a la humanidad por haber "sacrificado a los viejos dioses inmateriales" para ocupar "el templo con el dios del mercado".

En su modesta finca a las afueras de Montevideo, que se negó a abandonar durante su presidencia, recibió a personalidades como el rey emérito de España, Juan Carlos I.

El director de cine serbio Emir Kusturica, fascinado por la personalidad de "Pepe", realizó un documental sobre su vida que se estrenó en 2018. Sin andarse con rodeos, algunas de sus citas fueron noticia en todo el mundo.

Desde un insulto directo a la FIFA en 2014 hasta las numerosas respuestas de "no seas nabo" (bobo) a los periodistas. O cuando dijo "esta vieja es peor que el tuerto" al referirse a la entonces presidenta argentina Cristina Kirchner y a su difunto esposo, sin percatarse de que tenía un micrófono encendido.

De guerrillero a estadista

Durante su mandato, el exguerrillero fue conocido por su enfoque innovador. Promovió la legalización de la marihuana con un plan sin precedentes que puso al estado a cargo de todo, desde la producción hasta la comercialización, y recibió a prisioneros de la Bahía de Guantánamo, de acuerdo con el entonces presidente estadounidense Barack Obama.

Esta rebelión contra el orden establecido, que lo llevó en su juventud a convertirse en uno de los líderes del movimiento guerrillero urbano, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), activo en Uruguay entre las décadas de 1960 y 1972, le permitió también soportar torturas a manos de los militares y 13 años de prisión en condiciones inhumanas. Tras su liberación en 1985, regresó a la vida política y en 1989 fundó el MPP, que dirigió hasta su muerte y transformó en el sector más popular del Frente Amplio, la coalición gobernante. Diez años después fue congresista, luego senador y ministro de Ganadería y Agricultura antes de convertirse en presidente.

La pandemia de coronavirus lo obligó a renunciar a su escaño en el Senado en 2020, pero su activismo, sus luchas dialécticas y sus negociaciones con rivales y aliados políticos continuaron. Como cultivar la tierra y las flores, la pasión que floreció en su tractor, en su finca, hasta que su cuerpo dijo basta.

Su esposa Lucía Topolansky, exguerrillera, exsenadora y exvicepresidenta (2017-2020) fue una constante en su vida durante cinco décadas.

"Haber encontrado a Lucía a la larga fue el mayor acierto", declaró Mujica a la AFP en su casa unos meses antes de morir, rodeado de sus libros y recuerdos. Sin ella, habría sido "muy difícil" sobrevivir, afirmó.