¿Se ha llamado históricamente a Cisjordania Judea y Samaria? ¿Quién le dio el nombre de Palestina y por qué?

De la Roma imperial al conflicto moderno: cómo una decisión del emperador Adriano sigue resonando en la geografía política de hoy.

Judea y Samaria: los antiguos nombres de Cisjordania

En la Antigüedad, los términos Judea (al sur) y Samaria (al norte) designaban regiones del antiguo reino israelita. Judea correspondía al territorio del Reino de Judá, con Jerusalén como su centro político y religioso. Samaria, por su parte, hacía referencia al Reino de Israel, cuya capital fue la ciudad del mismo nombre.

Durante el período romano, ambos nombres siguieron en uso oficial. Sin embargo, tras la rebelión de Bar Kojba (132–136 d. C.), el emperador Adriano rebautizó la provincia de Judea como Syria Palaistina, en un intento de borrar la identidad judía vinculada al territorio. Este nombre fue elegido como medida punitiva para castigar a los judíos por su resistencia. El término derivaba de "Filistea", la tierra de los antiguos filisteos, un pueblo enemigo de Israel que había habitado parte de la costa mediterránea siglos antes.

La rebelión de Bar Kojba (132–136 d. C.) fue el último y más importante levantamiento judío contra el Imperio romano en la antigüedad. Estalló durante el reinado del emperador Adriano, quien había prohibido varias prácticas religiosas judías y planeaba reconstruir Jerusalén como una ciudad romana llamada Aelia Capitolina, con un templo dedicado a Júpiter en el lugar del antiguo Templo de Salomón.

  • Ante esta provocación, Simón Bar Kojba, cuyo nombre significa "hijo de la estrella", lideró una gran insurrección, apoyado por el famoso sabio rabino Akiva, que lo proclamó como el mesías. Los rebeldes lograron expulsar a los romanos de amplias zonas de Judea y restablecer una administración judía independiente durante unos tres años, incluso acuñando monedas propias con inscripciones como "Por la libertad de Jerusalén".
  • Pero Roma respondió con una fuerza abrumadora. El general Julio Severo dirigió una campaña devastadora que culminó con la caída de Betar, último bastión judío, en el año 136 d. C.
  • Las consecuencias fueron terribles: cientos de miles de judíos murieron, muchos fueron vendidos como esclavos, y Jerusalén quedó prohibida para los judíos. Adriano rebautizó la provincia como Siria Palestina, intentando borrar todo rastro de la identidad judía. La revuelta de Bar Kojba marcó el fin del antiguo Estado judío y el inicio de una diáspora que duraría casi dos mil años. 

Tras siglos de diáspora, el movimiento sionista, fundado a fines del siglo XIX por Theodor Herzl, buscaba establecer una patria para el pueblo judío en Palestina, entonces bajo dominio otomano. Durante el Mandato Británico (1917–1948), la inmigración judía aumentó considerablemente, impulsada por el antisemitismo en Europa y, más tarde, por las persecuciones nazis y el Holocausto, que dejó más de seis millones de víctimas.

En 1947, la ONU propuso un plan de partición que dividía el territorio en un Estado judío y otro árabe, con Jerusalén bajo administración internacional. Los líderes judíos aceptaron el plan, pero los países árabes y la dirigencia palestina lo rechazaron.

El 14 de mayo de 1948, un día antes de que expirara el mandato británico, David Ben-Gurión proclamó la independencia del Estado de Israel en Tel Aviv. Inmediatamente, los países árabes vecinos, Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak, lanzaron una ofensiva militar para impedir su consolidación.

La creación del Estado de Israel en 1948 fue el resultado de un proceso histórico complejo que combinó aspiraciones nacionales judías, acontecimientos políticos internacionales y profundas tensiones en el Medio Oriente.

La Guerra de Independencia (1948–1949) concluyó con la victoria israelí y la firma de armisticios con los países árabes. Israel amplió su territorio más allá de lo previsto por la ONU, mientras que Jordania ocupó Cisjordania y Egipto tomó el control de Gaza.

Desde 1967, luego de la Guerra de los Seis Días, Israel ocupa militarmente la zona. La creación de Israel significó el renacimiento político del pueblo judío tras casi dos mil años sin soberanía, pero también marcó el inicio del conflicto árabe-israelí y el éxodo de más de 700.000 palestinos, un hecho que sigue siendo uno de los temas más sensibles y controvertidos de la historia contemporánea.

¿Quién le dio el nombre de Palestina y por qué?

El nombre Palestina tiene raíces antiguas que se remontan mucho antes de su uso político moderno. Deriva del término griego Philistia, empleado por los griegos para designar la tierra de los filisteos, un pueblo que habitó la franja costera sur de Canaán, en lo que hoy sería parte de Gaza. Ya en el siglo V a. C., el historiador Heródoto hablaba de Syria Palaistina —"Siria Filistea"— para referirse a la región comprendida entre Fenicia y Egipto.

Sin embargo, fue el emperador romano Adriano quien dio al nombre Palestina su dimensión histórica más perdurable. Tras sofocar la revuelta de Bar Kojba en el año 135 d. C., Adriano emprendió una profunda transformación política y simbólica del territorio: prohibió la entrada de judíos en Jerusalén —rebautizada Aelia Capitolina—, promovió la colonización romana y, sobre todo, cambió el nombre de la provincia de Judea por el de Syria Palaestina.

El gesto no fue casual. Roma buscaba borrar la identidad judía de la región y romper el vínculo entre el pueblo judío y su tierra ancestral. Elegir un nombre asociado a los filisteos, enemigos bíblicos de Israel, tenía una fuerte carga simbólica: representaba la sustitución del antiguo reino de Judea por una provincia romana sin raíces judías.

Con el paso de los siglos, el término Palestina sobrevivió a los imperios y continuó usándose para designar la región comprendida entre el Mediterráneo y el Jordán. Lo que comenzó como una decisión política de Roma perduró en la geografía y en la memoria, influyendo hasta hoy en las narrativas e identidades en disputa.

¿De dónde viene el nombre "palestinos"? 

Durante siglos, "Palestina" fue un nombre geográfico, no político ni nacional: designaba la región entre el mar Mediterráneo y el río Jordán bajo diferentes imperios (bizantino, árabe, cruzado, otomano y británico).

Recién en el siglo XX, durante el Mandato Británico de Palestina (1920–1948), el término comenzó a adquirir un sentido nacional moderno. En aquel entonces, "palestinos" eran todos los habitantes del territorio, judíos y árabes. Tras la creación del Estado de Israel en 1948, el nombre "palestino" pasó a referirse específicamente a los árabes originarios de Palestina y sus descendientes, que quedaron sin un Estado propio.

El nombre "Palestina" y su adaptación al árabe

El término Palestina no existe originalmente en el alfabeto árabe clásico, ya que la lengua árabe no posee el sonido /p/. Cuando el nombre fue adoptado en los textos árabes, se adaptó fonéticamente: "Palestina" pasó a escribirse "فلسطين" (Filasṭīn), sustituyendo la "p" por una "f", el sonido más cercano disponible.

El uso árabe de Filasṭīn aparece en fuentes medievales islámicas, como en las crónicas de geógrafos y administradores del Califato Omeya y Abasí, que empleaban el término para referirse a la región de Palestina como una provincia administrativa (Jund Filasṭīn). En resumen: "Palestina" es un nombre de origen grecorromano. El árabe lo incorporó más tarde, adaptado fonéticamente. Por eso no existe "Palestina" en el alfabeto árabe clásico, sino "Filasṭīn" (فلسطين).